Como su nombre lo indica, la oxigenoterapia es precisamente una terapia a base de oxígeno. Consiste en suministrar oxígeno al paciente en concentraciones más elevadas de las que se encuentran en el aire.
Esta terapia debe aplicarse siempre previa prescripción médica. El fin es que la persona afectada reciba más oxígeno del que puede inhalar de manera natural, sin ayuda de ningún dispositivo.
En este tratamiento el oxígeno se aplica siempre en forma gaseosa y el suministro se mide siempre en litros por minuto.
¿Quiénes requieren de oxigenoterapia?
Las personas con neumonía, enfermedades pulmonares obstructivas crónicas, asma, insuficiencia cardíaca en etapa avanzada, fibrosis quística y apnea de sueño están en la lista de quienes necesitan oxigenoterapia.
En todo caso, lo que hay que tener claro es que se trata de pacientes con afecciones respiratorias o cuyos síntomas afecten las vías respiratorias.
La oxigenoterapia está indicada en personas que tienen niveles deficientes de oxígeno en la sangre o en los tejidos. Esto se conoce como hipoxia.
Tipos de oxigenoterapia
Oxigenoterapia hiperbárica
En este caso el oxígeno se suministra siempre al 100% de concentración. En este tipo de oxigenoterapia el paciente debe estar en una cámara hiperbárica, mientras usa una mascarilla o casco. El objetivo es aumentar los niveles de oxígeno en tejidos, usando la hemoglobina como medio de transporte.
Oxigenoterapia normobárica
En este tipo el oxígeno es suministrado en concentraciones que varían entre el 21 y el 100% de concentración. El suministro se realiza a través de mascarillas o cánulas nasales.